ESPINO BLANCO
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El espino blanco se ha utilizado como planta medicinal desde hace siglos para el tratamiento de problemas digestivos (diarrea, cálculos biliares), nerviosos (insomnio, ansiedad) o respiratorios (asma). En el siglo XIX ya gozaba de amplia popularidad en toda Europa para la prevención y tratamiento de problemas cardiovasculares y en el siglo XX comenzaron los primeros ensayos clínicos en el área cardiovascular en concreto en: insuficiencia cardíaca de leva a moderada, cardiopatía isquémica, arritmias, hipertensión, desajustes lipídicos (colesterol) o enfermedad arterial periférica. En humanos destacan los ensayos clínicos realizados en insuficiencia cardíaca.
El espino blanco es un arbusto muy ramificado, de 2 a 10 metros de altura, común en márgenes de bosques y tierras cultivadas, con características espinas, hojas profundamente divididas en lóbulos y flores blancas con un delicado aroma. La parte utilizada más utilizada en fitoterapia son las sumidades floridas desecadas (preferiblemente antes de abrirse la flor) de Crataegus monogyna Jacq., C. laevigata (Poiret) DC (C. oxycantoides Thuill.) o sus híbridos, ya que es una especie que hibrida con gran facilidad.
El espino blanco es una planta muy bien tolerada y con un amplio margen terapéutico, no obstante, habría que extremar las precauciones si se utiliza de modo conjunto con fármacos como la digoxina o anticoagulantes.
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